Descripcion
En esta ocasión el juego parece cambiar en ciertos aspectos (para bien) con respecto a los otros Slenders. Para empezar, ya no hay que conseguir encontrar las 8 páginas, en su lugar hay que hacerse con 8 ositos de peluche desperdigados por todo el mapa (“que bonito”, podría pensar uno, si no fuese porque los malditos ositos están bañados en sangre y clavados en la pared con un gancho en el estómago...). El mapa también cambia, ya no se trata ni de un bosque, ni de un hospital, ni de un edificio... peor... se trata de un colegio abandonado... Otro cambio importante es la ambientación, ya no se limita a ser un escenario tétrico, sino que está plagado de elementos de terror tales como mensajes con sangre en las pizarras, restos humanos disgregados, cadáveres clavados en las paredes... El música es otro elemento fundamental, el sonido ambiente es, simplemente, escalofriante, y más aún cuando oyes de fondo la voz de niños que cantan siniestras melodías. Y el cambio más importante y el que más me ha gustado es el cambio en el comportamiento de Slenderman, que ya no se limitará a seguirnos silenciosamente y a aparecer sin hacer ruido, si no que cuando aparezca todo se volverá un caos... la música se vuelve frenética, la pantalla empezará a temblar violentamente y Slenderman no se conformará con estarse quieto, si no que se teletransportará poco a poco acercándose a ti... siguiéndote y rodeándote... y tú no podrás hacer nada.
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